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Dieta hiposódica: 3 claves para no aburrirte de ella

  • Foto del escritor: Cristina Rodríguez García-Rojas
    Cristina Rodríguez García-Rojas
  • 16 abr 2021
  • 3 Min. de lectura

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La sal, a pesar de tratarse de un elemento básico en nuestra alimentación, debe consumirse con cierto cuidado porque puede llegar a ser causante o agravante de algunas enfermedades. Por ejemplo, durante los últimos años, se ha relacionado con la osteoporosis, con los cálculos renales y con algunos tipos de cáncer. Sin olvidar, por supuesto, la hipertensión arterial. Siendo esta última un factor de riesgo muy importante para enfermedades cardiovasculares -mayor causa de muerte en el mundo-.

Pero este no es motivo único para prescindir de la sal, sino que hay algunos otros. De hecho, también es recomendable para todos aquellos que quieran bajar de peso y deseen definir su volumen porque sufran retención de líquidos.

Como dato os diremos que según la OMS en España cada persona consume 9,8 gramos de sal al día, una cantidad bastante elevada ya que lo que se persigue es disminuir esa cifra hasta los 5 gramos diarios.

Por lo tanto, y si alguno de vosotros está pensando en reducir su consumo de sal, estáis en el lugar adecuado. A lo largo de este post os enseñaremos algunos consejos para que una dieta hiposódica no sea tan aburrida como puede parecer.

¡Preparad vuestros apuntes e id pensando en qué vais a comer hoy!


1- Reduce regularmente el consumo de sal

Antes de nada, creemos que es bastante recomendable reducir el consumo de sal poco a poco. De este modo, iréis acostumbrando al cuerpo y, finalmente, apreciaréis el sabor de cada alimento. Para llevar a cabo este proceso, sazonar la comida una vez que esté servida en el plato es una buena idea, por ejemplo. También podría prescindirse de la sal durante la comida, es decir, no tener cerca la sal de mesa para no caer en la tentación de echar un poquito más.


2- Elimina la sal por hierbas aromáticas y especias

Si, por el contrario, lo que queréis hacer es eliminar por completo la sal de las comidas sin olvidaros del sabor, os recomendamos que utilicéis especias o hierbas aromáticas para darle un toque apropiado a vuestros alimentos. Algunos ejemplos pueden ser el ajo, la cebolla, el curry, la pimienta negra, el pimentón, el comino, la hierbabuena, el romero o el perejil entre otros.

El ajo, por ejemplo, va muy bien con las carnes rojas y blancas, los pescados y mariscos y con los guisos y sopas. En el caso de la cebolla, ya os podréis imaginar: es perfecta en verduras, arroces y tortillas –si os gustan con ella, claro–. La pimienta negra es adecuada para todo tipo de recetas, siempre que le cojáis el punto óptimo a la cantidad. El comino, por su parte, es óptimo para verduras, siendo muy popular en platos como el gazpacho o en el asadillo de pimientos. Son recomendaciones, pero siempre se puede moldear al gusto de cada uno para ajustarlo a cada paladar.


3- Compra alimentos bajos en sodio

Muchas veces estamos consumiendo más sal de la que nos pensamos y esto tiene un motivo. La sal se utiliza también como conservante natural, debido a esto es vital leernos bien el etiquetado del producto -sobre todo en caso de tener algún problema derivado por el consumo de sal o queramos regularlo-.

La sal muchas veces se encuentra “camuflada” en precocinados, procesados, platos de un restaurante, conservas, encurtidos, y otros alimentos del día a día como pueden ser el pan. El problema se agrava cuando añadimos sal de mesa a estos platos que ya de por sí la incluyen.

Como primera toma de contacto ante la reducción de sal, podemos empezar por no echar sal de mesa en platos preparados y consumir mas a menudo productos frescos como frutas y verduras, disminuyendo a su vez el consumo de comidas procesadas. Se recomienda limitar el consumo de productos ricos en sodio como pueden ser el queso curado o semicurado, fiambres, embutidos, snacks salados, alimentos en salmuera, caldos concentrados o carnes saladas, para controlar la cantidad de sal ingerida al día.

Asimismo, se pueden llevar a cabo muchas recetas sabrosas con menos sal. A continuación, os enseñamos algunas opciones de platos con esta característica para que dejéis fluir vuestra imaginación -Basándonos en alimentos frescos y elaborándolos con técnicas culinarias adecuadas-.

Por ejemplo, podéis incluir en vuestra dieta recetas como estas:


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Por lo tanto, y como podréis observar, se puede disfrutar muchísimo de la comida sin pasaros con la sal. ¿Se os ocurre alguna receta? Como siempre, estaremos encantados de leerla.

 
 
 

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